Puede que no le prestes mucha atención, pero el anchor text —ese texto que aparece enlazado dentro de un contenido— tiene más importancia de la que parece. Es lo que ves y puedes clicar cuando un artículo te lleva a otra página. A simple vista no parece gran cosa, pero si lo usas bien, te ayuda tanto a mejorar la experiencia del lector como a darle pistas a Google sobre el contenido que enlazas.
Mucho más que un enlace cualquiera
Cuando eliges las palabras que van dentro de un enlace, estás contando algo. Si pones “ver más aquí” no estás diciendo mucho, pero si escribes “consejos para elegir portátil” y ese texto lleva a un post sobre el tema, tanto la persona que lee como el buscador entienden qué esperar al hacer clic. Así de simple, pero así de potente.
Google se fija en eso. No solo quiere saber a dónde apunta un enlace, sino también cómo lo presentas. Por eso, si siempre usas el mismo texto, o si fuerzas palabras clave sin que encajen bien, puede jugarte en contra. En cambio, si el texto se adapta al contexto y fluye con naturalidad, sumas puntos.
Cómo hacerlo bien sin complicarte
No hace falta ser experto en SEO para usar bien los anchor text. Basta con tres ideas claras:
- Cuenta lo justo. Usa palabras que expliquen de forma sencilla qué hay tras el enlace.
- No abuses. Si todo está enlazado o si repites siempre la misma fórmula, pierde valor.
- Piensa en la persona. Si a ti te resulta útil, probablemente a quien te lee también.
Y un extra: no te obsesiones con poner siempre la palabra clave exacta. A veces, una versión natural o relacionada tiene más sentido y resulta más cómoda de leer.
Un detalle pequeño con efecto real
Puede parecer solo un enlace, pero el anchor text bien usado marca la diferencia. Ayuda a que el contenido sea más claro, más útil y más fácil de navegar. Y, de paso, mejora tu posicionamiento sin tener que recurrir a trucos raros. Lo de siempre: pensar en quien está al otro lado de la pantalla.